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Dos anotaciones sobre los Derechos básicos de aprendizaje en Lenguaje

Por Carlos Sánchez Lozano. Julio 6 de 2015

Interesante, sin duda alguna, la columna de Yolanda Reyes «Mamá, ¿cómo se lee?» y en la que a propósito de los Derechos Básicos de Aprendizaje en Lenguaje, en primer grado, propuestos por el Ministerio de Educación Nacional, Reyes critica derechos como “identificar los sonidos que corresponden a las letras del alfabeto” o “combinar fonemas para formar palabras con y sin sentido”,

Yolanda Reyes. Foto tomada de http://bit.ly/1KGI7zv

Yolanda Reyes.
Foto tomada de http://bit.ly/1KGI7zv

Frente a ello, Yolanda Reyes propone como alternativa:

Esos mensajes de dar de leer a los niños, de dejarlos leer sin abrumarlos de “tareas” y sin volver utilitaria la literatura, de reconocer sus voces, sus hipótesis, sus formas de escribir y su deseo son los que necesitamos comunicar a las familias. Porque formar lectores y escritores no es verificar si leen un minuto en voz alta o si escriben usando mayúsculas en primero.

Para evitar las polarizaciones que suelen acompañar los debates sobre temas educativos, sí sugiero que se lean en un marco contextual esos Derechos Básicos de Aprendizaje propuestos por el MEN.

men derechos primero

El primero de esos aspectos tiene que ver con que en Colombia está prohibido por ley que el Estado emita currículos. Esta situación legal creó un vacío, pues muchos docentes estaban habituados a seguir esos currículos estatales y los Lineamientos curriculares y los Estándares de Evaluación de competencias fueron insuficientes como insumo de trabajo didáctico en el aula. Se invitaba a los maestros a ser autónomos cuando habían sido educados habitualmente para ser heterónomos. Nadie pasa a un estado de autonomía porque un decreto o una resolución gubernamental lo diga. Entonces, estos derechos básicos de aprendizaje propuestos por el MEN, desde mi perspectiva, surgen ante esa necesidad (o inquietud) y porque el Estado necesita que los docentes se muevan con una brújula más segura y tengan claro cuáles son los aprendizajes mínimos que deben tener los niños y jóvenes en primaria y secundaria.

El segundo aspecto que a mi modo debe considerarse, se relaciona con lo que critica Yolanda Reyes de qué considera el Estado deben saber los niños sobre la lectura y la escritura en primer grado. Para evitar la polarización Constructivistas vs Cartilla Coquito, me parece que el problema es que la codificación y la decodificación alfabética (que para los papás y los maestros de primer grado es lo más importante en la alfabetización) no ha sido asumida con rigor ni conceptual ni didácticamente en la educación pública y privada del ciclo 1 (preescolar-segundo grado). El reino del pa-pe-pi es la viva muestra de que no hemos podido  superar en las escuelas públicas un paradigma sobre la «lectoescritura» ya cancelado, al menos teóricamente, hace ya por lo menos dos décadas.

Página de la Alegría de leer, 1938

Página de la Alegría de leer, 1938

Sabemos que la codificación y la decodificación alfabética son un paso apenas para el desarrollo de competencias de comprensión lectora, pero que también existen –dixit Ferreiro y Teberosky- formas de lectura y escritura prealfabéticas, es decir, antes de que los niños lleguen al alfabeto (que es a lo que se refiere Yolanda Reyes).

Emilia Ferreiro. Foto tomada de XX

Emilia Ferreiro.
Foto tomada de http://bit.ly/1dHrKnw

SÃO PAULO 1/09/2014 PONTO EDU ANA TEBOROSKY-   ANA TEBOROSKY ESPECIALISTA EM LETRAMENTO E PROFESSORA DA UNIVERSIDADE DE BARCELONA ELA DISCUTI SOB O PONTO DE VISTA PSCOLOGICO E DE APRESDIZADO COMO DEVE SER O ENSINO DE LINGUAGEM NA EDUACAÇAO INFANTIL FOTO ALEX SILVA/ESTADAO

Ana Teberosky. Foto tomada de http://bit.ly/1KL4Too

Juntos derechos son ciertos y necesarios y por ellos debemos aprovechar estos DBA, con todo lo problemático que plantean al menos en esta primera versión, para proponer estrategias de trabajo didáctico, que pasan en principio por la formación de los mediadores de lectura y escritura (principalmente docentes y bibliotecarios escolares) y la producción de materiales didácticos de calidad que nos permitan superar ese paradigma de Coquito, Charry y demás anacronismos.